Lo conocimos en uno los primeros días de clases. Casi de casualidad -habrá quien lo llame destino-pero la realidad es que empezamos a hablar con él porque estaba sentado al lado del "chico lindo" del curso. El Fulanito de esta historia es simpático, extrovertido y bastante entrador. Suele caer bien de una, hasta cara de buen pibe tiene.
Con el correr de las clases se armó el grupete, que consistía en "el chico lindo del curso", "Fulanito", "el pendex", mi amiga y yo. Coincidió que la muchacha y Fulanito eran del mismo barrio, y hasta tenían algún que otro conocido en común. Y mientras yo le hacia ojitos al lindo, el otro comenzó el trabajo fino con mi amiga.
Al principio fue... sutil no es la palabra, porque de sutil no tiene nada, digamos que no era TAN evidente. La halagaba, buscaba la forma de hacerla reír. A veces hasta se ponía formal y le decía que todo lo que sentía por ella era en serio. Yo, que conozco el paño, me la veía venir; así que cuando mi amiga me confesó que Fulanito "le parecía re simpático, y hasta lo veía lindo" supe que la gota había erosionado la piedra. Ella empezó a responder, y en forma directamente proporcional aumentaron los piropos y el endulzamiento de oído. Esta vez de parte de ambos. Hasta acá todo parecía muy bonito: dos chicos jóvenes, que se conocen, se caen bien, se gustan (NdA Siempre odie esa expresión: gusto de vos) y hace un tiempo ya que vienen histeriqueando, ¿el próximo paso? Una salida.
Sin embargo, el tiempo pasaba y Fulanito no concretaba. Y no solo eso, sino que así como quien no quiere la cosa hacía comentarios como: "Igual yo no estoy para nada serio, solo quiero pasarla bien", como dejando en claro sus intenciones, damage control, que le dicen. Pero no aflojaba el chamuyo, y a mi amiga le gustaba cada vez más.
Tras dos largos meses de idas y vueltas-a todo esto la chica ya estaba más enganchada que abrojo en suéter de niño- se materializa la salida. La Lady-in-distress de esta historia volvió víctima de la dicotomía que suele atacarla luego de la primera salida con un chico, y durante los días siguientes tuvimos varias conversaciones parecidas a esta:
En la despedida se habían prometido volver a salir en la semana. Pero llegó el día acordado y él no acusó recibo. Ella, tampoco le dijo nada... a él. Y así empezó un juego de tire y afloje que él le decía de verse a último momento, y como ella así no quería decía que no. Después se arrepentía y lo invitaba ella y él se ponía en estrella. Ella lo odiaba, lo etiquetaba de pendejo, de histérico y cuanto mal se le cruzaba por la cabeza, pero bastaba que él le hiciera dos comentarios lindos para que toda la bronca fuera cosa del pasado.
Volviendo al cuento, mi amiga se estaba cansando de la indecisión, o mejor dicho, de que vía cibernética le prometiera la luna y face to face se hiciera el boludo, y decidió cortar por lo sano. Sólo que él nunca se enteró. Ella empezó a tratarlo con indiferencia, y el saltó como leche hervida. Se empezó a mostrar tierno y vulnerable otra vez. Y la convenció lo suficiente como para robarle un beso una noche a la vuelta de la facultad. Se solicita la presencia de Esperanza e Ilusiones en la cabeza de mi amiga!
Otra vez estaba hasta las manos. Yo, que a esta altura ya tenia el corazón roto, traté de prevenirla. Le dije que a mi no me cerraba él, que tenía muchos mambos propios. Que no era ella, pero que si se seguía enganchando la iba a pasar mal. Ella juraba que cuando estaban solos era otra persona, que era como si hubiera dos Fulanitos. Además, ya había aprendido, no se iba a volver a ilusionar. No es que yo no le creyera, pero no podía dejar de desconfiar. Si el muchacho en cuestión era tan diferente con ella, ¿por qué pensar que el de verdad era el bueno y no el malo? Y por otro lado, era más que evidente que si mi amiga hubiera tenido 15 años en ese momento, habría pasado horas dibujando corazones con las iniciales de ambos.
Pero llegaron las vacaciones, y a pesar de un sinfin de amagues e indirectas, no había pasado nada más. Esta vez sí, era definitivo, no quería saber nada más con él...
AdL: Me cansó, no me voy a dejar boludear más.
AdL: La cagada es que lo tengo que seguir viendo en la facu. Encima me habla por msn.
Yo sé lo que están pensando, yo también lo pensé. Pero ella de verdad estaba enojada y dolida. Le había lastimado algo más que el ego, y esta convencidísima que no iba a volver a caer...